Con los ojos aún perdidos en la inmensidad del Mar Mediterráneo que baña la costa motrileña, los bosques abrazan a los visitantes que llenan sus pulmones del aire más puro en las distintas rutas naturales que ofrece la variedad orográfica de la ciudad. Desde los paseos para disfrutar de fauna y flora típicos de la zona, con el relajante sonido de la caída del agua como banda sonora, hasta los senderos para los más intrépidos dispuestos a coronar el cielo azul de Motril. A pie o rodando sobre una bicicleta, las panorámicas de la Costa Tropical a un lado y de Sierra Nevada al otro enmarcarán una jornada deportiva.
La agricultura se ha convertido, además de una forma de vida, en un atractivo indispensable en cualquier visita a la Costa. Frutas tropicales únicas de la zona, sus propiedades y su modo de cultivo forman parte de la vida de Motril y sus alrededores.
El paso por Motril de las distintas civilizaciones que han conformado su historia han dejado huella en la ciudad. Desde las remanencias árabes hasta el sentir cristiano más arraigado se reflejan en iglesias, templos, escultura e imaginería. Sin olvidar, como no, a los personajes más ilustres de la ciudad como el Cardenal Belluga o Francisco de Burgos y a la importancia que ha supuesto la caña de azúcar a los motrileños.