El 13 de enero de 1804, Motril se vio sacudida por una serie de terremotos que asustó a toda su población. Unos motrileños llenos de fe, confiando en el buen hacer de sus patronos –Jesús Nazareno y la Virgen de la Cabeza- sacaron en procesión a las imágenes rogando el cede de los movimientos de tierra. Con las imágenes en la calle, los ruegos de estos vecinos se hizo realidad y que acabó con la destrucción de la ciudad. Hoy, más de dos siglos después, los motrileños continúan con la tradición y cada día 13 de enero sacan en procesión a las imágenes. Previamente, la advocación del Nazareno, que tiene su sede canónica en la Iglesia Mayor de la Encarnación, sale a ‘recoger’ a la Patrona, situada en el Cerro. Cientos de motrileños fieles salen a la calle a presentar sus respetos. La principal peculiaridad de esta fiesta es la de ver las imágenes en procesión días después de la celebración de la Navidad y fuera del tiempo de Semana Santa.
Día de los Terremotos