La Alpujarra, situada en la ladera sur de Sierra Nevada, es una de las comarcas granadinas con mayor personalidad. La belleza y contraste de su paisaje, la estructura de sus pueblos y la amabilidad de sus habitantes, junto a un pasado histórico donde aún se pueden oír las resonancias musulmanas, hacen de esta región una zona muy singular. A estos factores principales se unen otros que le dan un mayor realce, como es el caso de la gastronomía, las fiestas populares (las romerías a la sierra y las fiestas de moros y cristianos), su artesanía y una climatología muy contrastada que permite excursiones o deportes con un fondo nevado.
Hay varias teorías sobre la procedencia del nombre Alpujarra, entre las que está la que lo hace provenir de uno de los primeros colonizadores musulmanes de la comarca, “Albujarra”; pero la opinión de muchos filólogos se decanta por el significado de “alba sierra”.
El primer pueblo que nos encontramos en la Alpujarra granadina es Lanjarón, célebre por sus aguas minero-medicinales y por tener uno de los balnearios más frecuentados y de más ambiente de España.
Algo que impresiona a todo viajero que llega a esta comarca es la arquitectura de sus pueblos, sobre todo la de los enclavados en el “Barranco del Poqueira”: Pampaneira, Bubión y Capileira. Son pueblos de calles estrechas, torcidas, empinadas y adaptadas a posibles nevadas. Los tejados planos o “terraos” están hechos con losas de piedra cubiertas de launa y coronados por chimeneas cilíndricas. También destacan los “tinaos”, terrazas particulares llenas de flores que invaden el espacio público.
A las faldas del Mulhacén está situado Trevélez, uno de los pueblos más altos de España, conocido mundialmente por sus jamones.