Semana Santa

Motril ya huele a incienso. El sonido de los tambores y cornetas lo inunda todo. Comienza la Semana Santa en Motril, es tiempo de procesiones, de regocijarnos en las entrañas más profundas de nuestra cultura. Penitentes, costaleros y mantillas. La voz de los capataces retumba: “Al cielo con ella”.

La Semana Santa es uno de los atractivos más interesantes de Motril. Comienza el Domingo de Ramos, con la advocación de la entrada de Jesús en Jerusalén y termina una semana más tarde, el Domingo de Resurrección, con la salida procesional de Cristo Resucitado. Para nadie pasa desapercibido la silueta de capirotes y peinetas, la luz de las cancelarías, las figuras de las distintas imágenes reflejadas en calles, fachadas y bajo la atenta mirada de vecinos, muchos devotos, otros tantos curiosos. Espectaculares tronos, de madera y metales preciosos, cargados de flores, bordados, candelabros: Artesanía cofrade, arte en estado puro paseando por las calles.

Más allá de ser sólo una celebración religiosa, la Semana Santa es símbolo inequívoco del folclore y cultura de Andalucía. La fecha varía cada año: la Pascua de Resurrección debe celebrarse el domingo siguiente al equinoccio de primavera, nunca antes del 22 de marzo y nunca después del 25 de abril. Comienza tras la Cuaresma, cuarenta días después del Miércoles de Ceniza. 

Nuestra Cultura no se entendería sin la celebración de la Semana Santa, periodo en el que los fieles recuerdan la Pasión de Cristo, los últimos días de la vida del Hijo de Dios en la Tierra.

 

DOMINGO DE RAMOS
Cofradía de Nuestro Padre Jesús en su Triunfal Entrada a Jerusalén y Nuestra Señora del Rosario

Son las cinco de la tarde y se oye el primer repicar de campanas y el sonido de tambores y cornetas inunda las calles. Comienza la Semana Santa en Motril con la primera procesión:La Borriquita, como familiarmente se la conoce entre los motrileños. Con la idea de fomentar el espíritu cofrade entre los más jóvenes, la cofradía del Santo Sepulcro (Viernes Santo) adquirió en 1966 la imagen de Jesús entrando en Jerusalén a lomos de un pequeño burro. Se convertiría, pues, en cuna de los nuevos cofrades motrileños, la cofradía infantil por excelencia. 

Tras independizarse añadió a Nuestra Señora del Rosario entre sus titulares.

Y este espíritu juvenil se refleja cada año en el cortejo procesional. A los penitentes, vestidos de azul y blanco, se unen decenas de niños vestidos del modo tradicional hebreo. Los ‘capuchones’ portan en sus manos una palma blanca, como lo hicieran los judíos a la llegada de Dios hecho hombre a Jerusalén, según cuenta la historia.
En el primer paso se puede ver a Jesús montado en una borriquita acompañado de dos niños hebreos. Lo acompaña en su propio trono la Virgen del Rosario. El ambiente se tiñe de azul y plata y el tintinear de los rosarios en los varales del palio marca el ritmo del Domingo de Ramos en Motril, primer día de una Semana Santa considerada de interés turístico.

 

LUNES SANTO
Cofradía de la Oración de Nuestro Señor en el Huerto de los Olivos y María Santísima de la Victoria

Inmersos ya de lleno en la Semana Santa, la Oración en el Huerto y María Santísima de la Victoria se abren paso por las calles motrileñas. La noche se tiñe de rojo y azul, colores que visten los penitentes que acompañan a los titulares de esta cofradía fundada en 1987 y que realizó su primer desfile procesional en la noche del Lunes Santo de 1989. 
Obras del escultor Manuel González Ligero, Jesús Orante y el ángel anunciador se abren camino entre las decenas de personas que lo acompañan en su camino desde su casa Hermandad en la calle Cañas. Un gran olivo preside este trono tallado en plata y escoltado por espectaculares candelabros.
Precedida por sus camareras ataviadas con la tradicional mantilla y tras su hijo, la candelería ilumina a María Santísima en su advocación de Victoria, caminando paso a paso sobre los hombros de sus portadores y precedida por medio centenar de penitentes portando velas. Destacan los centros florales hechos en cera blanca.

 

MARTES SANTO
Cofradía de  Nuestro Padre Jesús del Perdón, María Santísima de la Misericordia, Nuestra Señora del Carmen y San Juan Evangelista

En la noche del Martes Santo llega la imagen de Jesús preso tras su detención en el Monte de los Olivos seguido de la Virgen de la Misericordia y San Juan Evangelista. Obra del escultor granadino Manuel Sánchez Mesa, Jesús del Perdón es una de las imágenes más impresionantes de la Semana Santa motrileña. Alzado sobre un trono de grandes dimensiones tallado en madera, la sombra de la imagen de madera vestida de blanco y con una larga melena de pelo natural, cimbrea por las fachadas de los edificios que deja atrás a su paso.
María Santísima de la Misericordia es consolada por san Juan Evangelista a su paso tras su hijo preso. De oro y grana se viste el cielo motrileño al paso del palio.
Sus penitentes portan velas. Ataviados de amarillo y burdeos los unos y de blanco y azul los otros, se convierten en una larga estela que invita a la vista a parar en estas dos tallas.  Destaca de esta noche el canto del Miserere. A lo largo de su recorrido, la estación de penitencia hace una parada en la puerta del convento de clausura de las Madres Nazarenas que, desde el interior, cantan al Hijo de Dios y su Madre después de que los costaleros los posiciones de frente a la puerta. Con 31 años de vida, esta cofradía es una de las más espectaculares que procesionan en toda la Costa.

 

MIÉRCOLES SANTO
Cofradía del Santísimo Cristo de la Salud y Nuestra Señora del Mayor Consuelo

El santísimo Cristo de la Salud reposa durante todo el año en la Iglesia de la Victoria de Motril (RR.PP Agustinos) bajo la atenta mirada de su madre, María del Mayor Consuelo. Es la imagen más venerada por los motrileños quienes le confían sus peticiones y anhelos. Es por ello que las calles de la ciudad se inundan de devotos en la noche del Miércoles Santo en la que el Cristo de la Salud sale en Via Crucis. 
Fueron los propios alumnos del colegio de Los Agustinos los que, en 1966, tomaron la decisión de cargar con la imagen a modo de Via Crucis. Las exigencias de la Curia granadina para poder hacerlo enfrió la ilusión de estos jóvenes. Años más tarde, en 1973, de nuevo fueron los alumnos los que retomaron la idea y el Crucificado salió a la calle escoltado por multitud de fieles portando velas. Posteriormente, a la estación de penitencia se sumaron los penitentes y en 1992 la imagen cedida por el Convento de los Agustinos de Granada de María del Mayor Consuelo.
Ésta es, quizá, una de las procesiones más particulares de la Semana Santa motrileña. El Cristo, al contrario de la tradición, no va sobre un trono sino que sus portadores lo sujetan con la mano. El trono de la Virgen, asimismo, es alzado íntegramente por mujeres. Los nazarenos visten de negro y burdeos. Rozando la media noche, a su paso por el Convento de clausura de las Madres Nazarenas, recibe los cantos del Miserere.

 

Hermandad de Penitencia de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y María Santísima del Mayor Dolor

A las doce de la noche se abren las puertas de la casa hermandad del Gran Poder,  situada junto al convento de las Madres Nazarenas.  Fundada en 1985 , esta hermandad cuenta entre sus titulares con un nazareno obra del escultor granadino Manuel Sánchez Mesa y una imagen mariana datada en el siglo XVII.
Es el primer nazareno de la Semana Santa motrileña que sale a la calle donde estará hasta la madrugada. La estación de penitencia cuenta con un solo trono que alberga a las dos imágenes así como a la figura de Simón de Cirene, hombre que ayudó a Jesús con la cruz en su camino hasta el Monte Calvario.
El sonido de las cadenas y el roce de la madera de las cruces que algunos penitentes, vestidos de morado y negro, arrastran a modo de promesa, invitan al silencio de los miles de motrileños y visitantes que no se quieren perder una de las salidas procesionales más bonitas de la ciudad. Ya en la calle, los costaleros encaran la cuesta abajo. Lo harán sin parar hasta la puerta del convento en la que, tras situar a sus titulares de frente, esperarán el canto del Miserere. De vuelta a los hombros, una estrecha calle en la que la madera del trono roza las paredes será el inicio de una estación de penitencia que, si bien sale con las estrellas, se encierra con el amanecer en el cielo motrileño.

 

JUEVES SANTO
Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Esperanza

Llega el Jueves Santo. Ocho de la tarde en la calle Cañas. Miles de motrileños se agolpan en la puerta de la Casa Hermandad. Tras el toque, se abren las puertas y se hace el silencio; el Patrón de Motril encara la salida para procesionar por las calles repletas de devotos. El Nazareno comienza pues su estación de penitencia acompañado siempre de su  Madre, María Santísima de la Esperanza.  
La procesión del Nazareno abre la larga noche cofrade del Jueves Santo. Fundada en abril de 1947 es una de las cofradías más antiguas de la ciudad. Su imagen titular del Nazareno fue donada por doña Emilia Jiménez Ullá en 1946 y, desde 1953, procesiona junto a la Esperanza, imagen adquirida por la cofradía gracias a las ayudas recibidas.  Ambas tallas salieron de los talleres de Antonio Martínez Olalla.
Vestidos de blanco y morado los primeros y de blanco y verde los penitentes que acompañan a la imagen de la Virgen portan velas que iluminan el paso de sus titulares. El Nazareno, talla de vestir, luce túnica morada y, con la cruz a cuestas, el vaivén de los pasos de los costaleros que lo portan mece su larga melena. Un espectacular trono de madera, con cuatro candelabros a las esquinas y con un suelo repleto de flores abre la estela que terminará con el color verde esperanza llenando las calles de Motril.
María Santísima de la Esperanza luce los adornos florales más elaborados de las imágenes marianas y su vestido fue antaño el capote de un torero. Cobra especial relevancia su paso por la estrecha calle Granada y el encuentro de ambos tronos a su llegada a la Casa Hermandad.

 

Hermandad de Penitencia de Nuestro Padre Jesús de la Pasión y Nuestra Señora de la Amargura

Cuenta el rumor popular que la perfección de la anatomía humana en esta imagen es tal que las beatas del lugar pidieron su vestidura por considerar su desnudez impúdica. Obra de Antonio Barbero Gor, la advocación de Jesús en una de las tres caídas está considerada una de   las mejores tallas del siglo XX. Data de 1985 y, tras pasar tres décadas con su sede canónica en el anejo de Puntalón, finalmente fue trasladada al Cerro de la Virgen de la Cabeza.
Desde este punto comienza su estación de penitencia cada Jueves Santo Jesús de la Pasión. Es una salida procesional muy peculiar. El tamaño de la puerta de la iglesia así como la cuesta que baja hasta la calle obliga a  los costaleros que portan la imagen a hacerlo de rodillas, lo que supone una impresionante imagen con el campanario como telón de fondo y la luna vigilante. La imagen mariana de la Amargura data del siglo XVII. Destaca su gesto de pena y su color de piel perlada.
Uno de los puntos más interesantes para ver este cortejo es la carrera oficial, donde recibe los cantos y los versos de sus devotos. El cruce en las calles durante la estación de penitencia con el Nazareno es otro de los momentos más vistosos.

 

Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte

Llega la medianoche. Se hace el silencio y la oscuridad. En la fachada posterior de la Iglesia de la Encarnación comienza a reflejarse la figura del Cristo de la Buena Muerte, más conocido como el silencio. Obra de Domingo Sánchez Mesa, esta imagen data de los años 40.
El ambiente que rodea a esta procesión es envolvente. Como el silencio que la acompaña, de donde ha cogido su sobrenombre con el paso de los años. Su salida tiene lugar a las 0:00 horas de la madrugada del Jueves al Viernes Santo. Se trata de un crucificado por lo que, a su salida a la calle, tiene que ser tumbado para después alzarlo en vertical. Esta maniobra provoca la creación de una sombra en la pared que da la sensación de que Cristo se eleva de la tierra al cielo.
Los penitentes, vestidos de negro, que lo acompañan van unidos entre sí con un cinturón de esparto y tan sólo el sonido del tambor marca el paso de los hombres de trono que, con la cara tapada, portan al Cristo. A su paso, se van apagando todas las luces de la ciudad, comercios y escaparates por lo que la vista se centra en la cara del crucificado, iluminada tan sólo por un candil. Es una procesión íntima que te traslada al más puro ambiente cofrade.

 

VIERNES SANTO
Muy Antigua Archicofradía del Dulce Nombre de Jesús y Primitiva y Real Hermandad y Cofradía de Nazarenos de la Santa Vera (Cristo de la Expiración) y María Santísima del Valle

 

Coincidiendo con la reconquista de la ciudad por los Reyes Católicos en 1489 cuando se ordenó la construcción del Hospital Real de Santa Ana que regentaron los frailes que trajeron a Motril al crucificado titular de la Veracruz.
Los primeros estatutos de esta cofradía datan de 1625 si bien se tiene conocimiento de la existencia de otros anteriores. El documento más antiguo conocido es el libro de cofradía del año 1577. Su penúltima reorganización como hermandad fue en 1951. Ya en 1991 volvió a reorganizarse junto al Dulce Nombre de Jesús y adquirió la imagen mariana de la Virgen del Valle.
Se trata de uno de los tronos más impresionantes de la Semana Santa motrileña ya que, a la madera tallada, se suman los cuatro apóstoles que guardan sus esquinas y un faldón bordado de especial relevancia. Su salida procesional en la tarde del Viernes Santo desde la Iglesia Mayor de la Encarnación y lo harán ambas imágenes en un solo paso.

 

Cofradía de Nazarenos del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de los Dolores

 

 

Con la noche del Viernes Santo motrileño llega la hora de la muerte de Jesucristo. El  Santo Sepulcro comienza su estación de penitencia. Un trío musical marca el paso de los hombres de trono, vestidos de traje, que paso a paso avanzan por las calles motrileñas. Tras él la dolorosa vestida de luto sigue sus pasos con la marcha de una banda de palio. Ambas imágenes van escoltadas por sus penitentes vestidos de blanco y negro con cíngulo rojo.

La fundación de esta cofradía data de 1931 pero desapareció hasta 1947 a causa de la Guerra Civil española. Para su reorganización se adquirió una talla de un Cristo Yacente que procesionó por primera vez en 1948.

 

 

 

SÁBADO SANTO
Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Santísimo Cristo Yacente

Allá por 1948 se fundó esta cofradía que cuenta entre sus haberes con el trono más grande de la Semana Santa motrileña. Aunque no  siempre fue la protagonista de la noche del Sábado Santo. El Yacente desfiló por primera vez en la noche del Viernes Santo de 1949 con el  paso de Nuestra Señora de la Soledad, si bien ya lo hizo el mismo día de 1946. Anteriormente, en 1931 y el 1935 saldría en la madrugada del Viernes Santo con la procesión del Silencio.
Son muchas las peculiaridades con las que cuenta este desfile procesional. Además de las largas hileras de penitentes vestidos de negro y amarillo que acompañan a ambas imágenes portando farolillos en sus manos, lo hace también la Chía: figura que, con su capuz negro, su larga cola y la trompeta simboliza a quien anunciaba la muerte. Varios niños portan, además, los clavos y la corona de espinas que martirizaron a Jesús en la Cruz.
Cristo Yacente, obra de la escuela italiana del S.XVII, va acompañado por cuatro tallas realizadas por Antonio Díaz Fernández. La figura mariana data del siglo XVII y se atribuye a la escuela malagueña.
El paso de la Soledad destacada por la ausencia de palio que se suple por la cruz en la que murió Jesús a la espalda de María con el sudario aún suspendido en la madera. El manto de estrellas se funde con un pequeño trono en pan de oro portado por hombres de trono bajo sus valares al estilo malagueño.

 

DOMINGO DE RESURRECCIÓN

 
Cofradía del Santísimo Cristo Resucitado y Nuestra Señora de la Paz

 

 

 

 

 

El blanco de la resurrección del Señor dibuja la tarde del Domingo de Pascua en Motril. Lo hará con la salida en procesión de Cristo Resucitado y Nuestra Señora de la Paz, la cofradía más joven de la ciudad hasta el momento fundada en 1991.

El recogimiento vivido a lo largo de toda la semana se torna en alegría. Los penitentes que acompañan a esta procesión, vestidos de blanco, lo harán sin capillo ni capuchón. Las camareras de la Virgen de la Paz cambiaran el negro del luto por la mantilla blanca de pureza.