Esta salida en BTT nos introduce en el Motril interior y nos enseña un bello marco natural bastante frecuentado por los bikers: Los Tablones, un amplio conjunto de cortijadas de cierta entidad pero, sobre todo, antiguos cortijos y casas rurales diseminadas que forman este paisaje de alargadas mesetas sostenidas sobre paredes de piedra, entre barrancos,y que albergan cuevas naturales, viejos refugios de ganado o casas-cueva excavadas en la roca. La primera parte de la ruta nos lleva a ascender de manera directa a través del barranco de los Álamos y una pista forestal hasta la cota 200. En apenas cuatro kilómetros ya estamos dispuestos a dirigirnos hacia oriente por una pista de asfalto degradado en la que podemos meter desarrollo. Es el momento de disfrutar de una marcha llana, fácil y entretenida, con vistas a la vega de Puntalón y Los Tablones. Fincas agrícolas, invernaderos, casas y cortijos tradicionales aparecen en el camino, con el telón de fondo de Sierra Lújar, para desembocar en el cortijo de la Herrería en donde una pequeña ganadería local y el paisaje de almendros y algarrobos aquí y allá nos dan la bienvenida al mundo rural. Comienza aquí la segunda parte del recorrido, algo más exigente, por una pista ascendente que atraviesa varios barrancos con lomas semi desnudas y algunas paredes verticales de piedra realmente sorprendentes. En concreto el barranco de Calonca, con los restos de una antigua balsa de agua que alimentaba el viejo molino, ya desaparecido si bien, de frente, nos acompañan otros molinos más modernos: los altivos aerogeneradores de la Sierra del Jaral.  La zona, solitario y salvaje coto de perdices, nos depara imágenes de indudable belleza en un paisaje de vegetación mediterránea típica de almendros, olivos, algarrobos, jaras, gayombas, romeros, lavandas… Antiguas paratas de cultivo, sostenidas con piedras, viejos cortijos con eras y hornos de pan adosados y rincones espectaculares como el barranco de Lagos, los Maldonados o el paraje de Fuente Caliente llaman nuestra atención mientras pedaleamos.  Tras un vertiginoso descenso llegamos al núcleo principal de población: el Tablón de la Escuela, con su viejo colegio, reconvertido en salón de usos múltiples, en el centro de la plaza. Llegados hasta aquí, es hora de pasear por este castizo pueblo y ver su recoleta ermita de San Antonio –son dignas las fiestas de la Cruz, las patronales en septiembre y la romería de la Inmaculada- y la cueva del Hornero en donde por Navidad los tabloneros escenifican el Belén viviente. Y tal vez sea también el momento de calmar la sed en el popular bar Los Cazadores y degustar platos tradicionales como las migas o el choto. El tiempo justo y necesario antes de regresar por una nueva pista que, por el Cerro del Gallo y el cortijo El Romeral, nos deja en Cuatro Caminos y acaba en Motril.