Judía
Nombre Científico: 
Phaseolus vulgaris
Origen: 

La judía es una especie de origen americano. Los indicios más antiguos de cultivo datan del año 5000 a.C. La introducción en España y su posterior difusión al resto de Europa tiene lugar en las expediciones de comienzos del siglo XVI.

Descripción y Características:

La judía es una planta anual, de vegetación rápida. El tallo principal es herbáceo. Según su porte se distinguen variedades enanas que  presenta un porte erguido y una altura aproximada de 30 a 40 centímetros, y de enrame  las cuales alcanzan una altura de 2 a 3 metros, siendo voluble y se enrolla alrededor de un soporte o tutor en sentido contrario a las agujas el reloj, éstas últimas además tienen tallos volubles provistos de zarcillos y suelen ser de ciclo más largo y más productivas que las de porte bajo. Las hojas son sencillas, lanceoladas y acuminada, de tamaño variable según la variedad. La flor puede presentar diversos colores, únicos para cada variedad, aunque en las variedades más importantes la flor es blanca. Las flores se presentan en racimos en número de 4 a 8, cuyos pedúnculos nacen en las axilas de las hojas o en las terminales de algunos tallos. El fruto es una legumbre de color, forma y dimensiones variables, en cuyo interior se disponen de 4 a 6 semillas. Existen frutos de color verde, amarillo jaspeado de marrón o rojo sobre verde, etc., aunque los más demandados por el consumidor son los verdes y amarillos con forma tanto cilíndrica como acintada.

 

La temperatura óptima para su cultivo varía de entre los 15 y los 30 ºC. Cuando la temperatura oscila entre 12-15ºC la vegetación es poco vigorosa y por debajo de 15ºC la mayoría de los frutos quedan en forma de “ganchillo”. Por encima de los 30ºC también aparecen deformaciones en las vainas y se produce el aborto de flores. La humedad relativa óptima oscila entre el 65 y 75 %.

 

En Motril las variedades que se suelen cultivar son judías de sección aplanada pudiendo distinguir tres tipos:

 

• Judías semicortas: variedades de siembras tempranas o tardías escapando del pleno invierno, son judías de menor tamaño, más finas y menos productivas porque se les da un ciclo en días más corto. Se cultivan tanto en los invernaderos como en los suelos fértiles de nuestra vega en las estaciones de primavera y verano.

• Judías semilargas: variedades de siembra en invierno (finales de Octubre y primeros de Noviembre). Son muy productivas y muy apreciadas para su consumo. Se empelan en los cultivos en invernadero.

• Judías tipo helda: Variedad de judía de gran longitud, muy productiva y se cultiva en nuestro municipio principalmente en invernadero.

 

VALOR NUTRICIONAL


Las judías constituyen en la dieta del hombre un alimento con un importante aporte de vitamina B9, fibra, potasio, hidratos de carbono, magnesio, vitamina B, hierro y carotenoides. 

Gracias al contenido de vitamina B9, las judías contribuyen a la formación de células sanguíneas y glóbulos rojos, ayudando a prevenir la anemia y a mantener sana la piel. Además de ser indispensable para la correcta división y crecimiento celular (fundamental durante el embarazo y la infancia), la vitamina B9 (o ácido fólico) interviene en el metabolismo de proteínas, ADN y ARN, reduciendo el riesgo de aparición de deficiencias en el tubo neural del feto (estructura que dará lugar al sistema nervioso central). Esta vitamina, además, disminuye la posibilidad de presentar enfermedades cardiovasculares, previene algunos tipos de cáncer como la leucemia, estimula la formación de ácidos digestivos y ayuda a mejorar el apetito.

Las judías, por su contenido en fibra, ayudan a que se den en el organismo las condiciones favorables para la eliminación de determinadas sustancias nocivas como colesterol y colaboran

en la disminución deglucosa y ácidos grasos en la sangre así como en la eliminación de agentes cancerígenos.

Al tratarse de un alimento rico en magnesio, contribuye a mejorar tanto el tono muscular como el neuronal, favoreciendo la transmisión de los impulsos nerviosos, y la contracción y relajación de los músculos. La presencia de magnesio, hace además, que las judías sean eficaces en el reforzamiento del sistema óseo y la dentadura, y muy conveniente para el sistema cardiovascular, ayudando a mantener estable el ritmo cardíaco y la presión arterial.

 Por ser un alimento rico en hierro las judías colaboran en la renovación de las células sanguíneas, posibilitando el transporte de oxígeno desde los pulmones hacia los diferentes órganos, como los músculos, el corazón o el cerebro, siendo el hierro indispensable en determinadas funciones de este último, como la capacidad de aprendizaje. El hierro incrementa la resistencia ante enfermedades reforzando las defensas frente a los microorganismos. Este alimento resulta muy beneficioso para el organismo en situaciones de carencia de hierro, ya sean como consecuencia de hábitos alimenticios inadecuados, durante la menstruación o el embarazo, o tras accidentes u operaciones médicas donde se ha perdido sangre.

Debido a la elevada concentración de carotenoides, las judías actúan como antioxidante previniendo el envejecimiento celular y protegiendo el organismo frente a los radicales libres y la aparición de cáncer.

 

 

Zonas de Cultivo en Motril:

Su cultivo se reparte en las distintas zonas invernadas siendo el tercer cultivo en importancia en los de bajo abrigo en nuestro municipio. También se cultivan al aire libre en el ciclo de primavera-verano en la zona de vega.